CDMX. En los primeros ocho meses de 2025, México ha registrado más de 21 mil movimientos telúricos, según datos del Servicio Sismológico Nacional (SSN). Esta cifra refleja la alta actividad sísmica que experimenta el país, donde los sismos son un fenómeno recurrente debido al constante desplazamiento de las placas tectónicas. En 2024, el SSN reportó un total de 33 mil 418 eventos a lo largo del año, lo que muestra que la vigilancia y preparación siguen siendo esenciales para mitigar riesgos.

De acuerdo con el portal Infobae México, la información fue compartida por Carlos Valdés González, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, en un balance histórico donde destacó la necesidad de mantener a la población informada y preparada ante la posibilidad de sismos severos. El SSN, que en septiembre cumplió 115 años de operaciones bajo la gestión de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha sido pieza clave en el monitoreo sísmico nacional.

Valdés recordó que la historia sísmica mexicana incluye eventos de gran magnitud, como el terremoto del 19 de septiembre de 2017 (magnitud 7.1) entre Puebla y Morelos, y el devastador sismo del 19 de septiembre de 1985, de magnitud 8.1, que rompió una falla de 180 kilómetros bajo las costas de Michoacán y Guerrero y causó graves daños en Ciudad de México debido a la amplificación de ondas en suelos blandos. También mencionó el sismo de El Ángel en 1957 (magnitud 7.6) que derribó el Ángel de la Independencia, así como los de Orizaba en 1973, Tehuacán en 1999 y la falla de Acambay en 1912, los cuales evidencian que el peligro no se limita a las zonas costeras.

El experto recordó que no sólo la magnitud determina el potencial destructivo de un sismo; factores como la profundidad, la cercanía del epicentro a zonas urbanizadas y las características del suelo pueden amplificar el impacto. “Para nosotros, 8 es un monstruo”, señaló Valdés al advertir que lo fundamental es la capacidad de los sismos para provocar daños y víctimas.

En su repaso histórico, mencionó también grandes terremotos globales: el de Oaxaca en 1787 (estimado en 8.6), Jalisco y Colima en 1932 (8.2) y el del 7 de septiembre de 2017 en el Golfo de Tehuantepec (8.2). A escala mundial, destacó el terremoto de Chile en 1960 (9.5), el de Alaska en 1964 (9.2), el de Tohoku, Japón, en 2011 (9.1, con tsunami y accidente nuclear en Fukushima) y el reciente terremoto de Kamchatka, Rusia, en julio de 2025 (8.8), que reavivó la importancia de los sistemas de alerta temprana.

Con el aniversario número 40 del terremoto de 1985 como telón de fondo, las autoridades mexicanas insisten en que la principal lección es prevenir y fortalecer las medidas de protección civil, dado que la actividad sísmica es un recordatorio constante del riesgo que enfrenta el país.

Con información de Más Información.