CDMX. Aunque representa apenas entre el dos y tres por ciento de todos los cánceres en adultos a nivel mundial, el cáncer de riñón ha registrado un aumento en su incidencia. En México ocupa el lugar 11 entre los tipos más comunes, pero su impacto suele pasar desapercibido.

De acuerdo con doctor Alan Reyes, oncólogo médico de TecSalud y líder de la Clínica de Cáncer Genitourinario, la mayoría de los diagnósticos de cáncer renal no se realizan por sospecha médica, sino de manera incidental, durante estudios de imagen solicitados por otros motivos.

¿Por qué el diagnóstico llega por sorpresa casi siempre?

“El cáncer de riñón se detecta casi siempre de forma accidental”, explica el especialista.

Pacientes que se realizan ultrasonidos, tomografías o resonancias por cálculos renales, molestias gastrointestinales o dolor abdominal, terminan recibiendo un diagnóstico inesperado.

Este tipo de hallazgo, conocido como diagnóstico incidental, ocurre porque el cáncer renal no suele presentar síntomas específicos en etapas tempranas.

Cuando se manifiestan signos clínicos claros —como sangre en la orina, dolor lumbar persistente o masa palpable—, la enfermedad ya se encuentra en una fase más avanzada.

¿Por qué no hay tamizaje para cáncer renal?

La ausencia de un programa de detección sistemática responde a una cuestión de salud pública. El doctor Reyes explica que, a diferencia del cáncer de mama o próstata, el renal no cumple con los criterios de frecuencia e impacto necesarios para implementar un tamizaje nacional.

Para establecer un programa de detección, se requieren condiciones como alta prevalencia, disponibilidad de un test eficaz y un beneficio clínico claro al detectar la enfermedad de forma temprana.

“En cáncer renal, esos criterios no se cumplen. Sería éticamente complejo y económicamente inviable”, afirma.

¿Quiénes sí deberían vigilar su función renal?

Aunque no se recomienda hacer estudios preventivos a toda la población, existen grupos de riesgo que podrían beneficiarse de un monitoreo más estrecho. Entre ellos se encuentran:

Personas con antecedentes familiares de cáncer renal hereditario.

Fumadores crónicos.

Quienes han estado expuestos a solventes, pinturas, thinner o productos químicos industriales.

Personas con obesidad mórbida o enfermedad renal crónica.

El ultrasonido renal se menciona como el estudio más económico y accesible para detectar alteraciones anatómicas en los riñones.

Con información de Excelsior.