CDMX. Después de probar “la vida mala”, como niño sicario, Miranda ahora se esfuerza para seguir adelante y buscar “la vida buena” a través del podcast.

Escuchar de viva voz la historia de quien a los seis años se enfrentó al horror del asesinato de su pequeño hermano a manos del crimen organizado y querer cobrar venganza, llevó a Sebastián Arrechedera a buscar a Miranda, alias Tacita de Fierro.

Cuando conoció el estudio Niñas, Niños y Adolescentes Reclutados por la Delincuencia Organizada realizado por la organización Reinserta, al documentalista le llamó la atención este caso de entre más de 60 testimonios, porque “entendí que ahí había un espacio donde podemos vernos reflejados como sociedad y comprender el problema… así nació el podcast Los hijos del narco”, dijo en entrevista.

A lo largo de 17 episodios, Tacita de Fierro va contando no sólo lo que vivió como niño sicario, sino también va describiendo lo que a él lo mueve al buscar un mejor futuro, querer ayudar a otros menores de edad para que no caigan en las filas de la violencia, además de exponer el esfuerzo que le está costando la reinserción en la sociedad, después de todo lo padecido.

PRESENCIÓ EL ASESINATO DE SU HERMANO

A los seis años, Miranda fue testigo del asesinato de su hermano menor a manos del crimen, porque su padre —adicto a las drogas— fue quien lo entregó; después de ese pasaje lo dejó en un orfanato subterráneo y clandestino, donde estuvo dos años.

«El lugar no sólo era financiado por el narco, funcionaba como una fábrica de soldados. Lo que más impactó al creador del podcast fue saber que estos lugares existen, reclutan, mantienen y crían “a chicos y a chicas para hacer luego de ellos carne de cañón del narcotráfico, afirmó. Es un fenómeno sistémico, “el narco cría y entrena a chicos desde pequeños para ser parte de la guerra”.

Arrechedera indicó que Los niños del narco no sólo es un testimonio desgarrador derivado del maltrato y la violencia tanto física como psicológica a la que fue sometido Miranda, no sólo por el narco y la policía, sino también por parte de sus padres, quienes lo abandonaron a su suerte; se trata, dijo, de un mecanismo para sensibilizar al escucha sobre las causas de por qué se suman cada año más de 30 mil menores de edad en las filas del crimen en México.

«Después de conocer el estudio, platiqué con Saskia Niño de Rivera y Mercedes Castañeda, fundadoras de Reinserta, les dije que el podcast era la manera de sensibilizar a la gente si escuchaba de primera mano una historia y relacionarse desde la empatía con una víctima, que se convierte en victimario… porque un niño de 12 años reclutado por el crimen organizado y es entrenado para asesinar, no tiene las herramientas para entender lo que está haciendo, para mí era muy importante poner esto en la mesa… que nos movilicemos y alcemos la voz sobre este problema”.

Cuando Tacita escapa del orfanato ubicado en Coahuila, junto con otros niños, van a parar al rancho de un narco, donde los hacen mulas, “entregan paquetes” y cobran el dinero. Tras la muerte de uno de sus amigos, vuelve a escaparse y se convierte en un niño en situación de calle, que sobrevivió comiendo los desperdicios de la merma de un supermercado en Torreón.

A los 12 años, bajo el mando de un capo, Miranda se transformó en una máquina de matar. “Mató a muchos… él mismo no sabe cuántos, pero las estadísticas dicen que un niño sicario puede llegar a asesinar a más de 200 personas”, explicó Arrechedera.

Hoy, Miranda tiene 24 años. Cuando fue entrevistado para el podcast, tenía 22 y cumplió la pena máxima de internamiento para menores en el país: cinco años.

Para Arrechedera, más allá de la violencia, el podcast cuenta una historia de resistencia. Miranda no quiere seguir viviendo entre sombras. Su lucha diaria es por alcanzar lo que llama “la vida buena”, una existencia lejos del crimen, en paz. “Él ahora trabaja en el negocio de la comida y está completamente alejado del sicariato… su anhelo de redención es lo que debería conmovernos como sociedad”.

CONVERSACIÓN

Los niños del narco no sólo ha generado millones de escuchas —en junio pasado fue ganador del Spotify Podcast Award al Mejor Podcast Documental—, también ha encendido una conversación que, hasta hace poco, estaba enterrada.

El reconocimiento, señaló, significa darle a Tacita un logro, “no es un premio mío ni del equipo, es un premio de Miranda que tuvo la valentía de alzar su voz y decir lo que le sucedió… lo más lindo es haberle comunicado que habíamos ganado y que él sintiera por primera vez lo que es ganar algo«.

«Miranda dijo que no hay psicólogo ni psiquiatra ni terapia que le haya dado lo que le dio tener un micrófono en las manos e ir a entrevistar a su familia”.

Tacita quiere ser podcaster. “Que le dé voz a más como él y logremos, entonces, tener más temporadas, pero ya ni siquiera contadas por mí, sino por él y su amigo”.

Arrechedera y su equipo trabajan en una versión en inglés del podcast, enfocada en el público latino de Estados Unidos. También están produciendo campañas sociales para visibilizar otras formas de violencia infantil, como el abuso sexual, con el apoyo de organizaciones especializadas en este otro fenómeno social.

Mientras, Miranda sigue tratando de vivir “la vida buena”. Sabe que sus muertos lo persiguen. Sabe que no es fácil. Pero insiste. “Él mismo dice que si algún día vienen por él, será parte de lo que eligió dejar atrás. Pero ya no tiene miedo”.

Con información de Excelsior.