Chihuahua, CHIH. Echado a un costado de la vía, supurando sangre por atrás de su oreja derecha y desde dentro de su lengua, sin apenas energía más que para mover sus patas delanteras, “Palomo” es un lomito que parece esperar la muerte, invisible y con el desinterés de las personas.

Maloliente, rodeado de moscas y con rastros hemáticos por su rostro, “Palomo” tiembla cuando pasan los vehículos cerca de él –muchas veces ni se enteran que está ahí- y cuando los vigilantes de las vías, hacen retumbar el suelo al pasar a centímetros de su lado.

Nadie sabe cómo, cuándo y por qué está en esas condiciones. Unos dicen que hasta pasó las torrenciales lluvias, aferrándose al suelo con lo poco que le quedaba de fuerza, pero la realidad, es que nadie sabe la fecha en que “Palomo” espera la muerte dando suspiros que parecieran ser los últimos.

Un hombre, que omitió su nombre, se detiene a darle un poco de agua y le acerca comida para gatos. “Palomo” apenas la prueba pues parece que cada bocado le ardiera el alma.

La cara del hombre está entre la desesperación y angustia de que del refugio al que antes ayudaba, no le contestan y no tiene corazón para dejar al que pareciera ser un bóxer que no supera los cuatro años de edad.

El hombre voltea para todos lados y en silencio, sus gestos suplican y gritan la ayuda desesperadamente.

Poco tiempo después, llega un llamado de auxilio a la nueva Coordinación de Medio Ambiente y Protección Animal, quien, en un lapso no superior a media hora, llega hasta la entrada del Panteón Municipal número 3, junto a las vías donde se encuentra “Palomo”.

Se entrevistan con quien se quedó a cargo del lomito, quien, dócilmente se deja cargar por los trabajadores de la dependencia municipal, como si supera que llega en su ayuda para iniciar con el proceso de cambiarle la vida.

Ya en la camioneta de la Coordinación de Medio Ambiente y Protección Animal, “Palomo” mueve su colita y trata de levantarse, tratando de averiguar hacia dónde lo llevan y quizá sorprendido porque alguien se fijó en él.

Aunque no sabe quién es la primera persona que lo ayudó, el agradecimiento va con él y con el veterinario al que lo llevaron para su atención.

Es apenas un pequeño paso en el proceso de cambiarle la vida a “Palomo”. Aún falta que le revisen y comience un tratamiento para sus malestares a lo que sucederá el proceso de recuperación, internamiento en el albergue del municipio y la búsqueda de un hogar temporal o una familia definitiva que pueda darle lo que quizá nunca ha conocido.

“Palomo” se queda bajo el cuidado del veterinario que da servicios a la Coordinación de Medio Ambiente y Protección Animal, luego estarán informando del estado en que se encuentra para dar seguimiento al caso de este lomito que busca una familia que le brinde amor.

Seguiremos la historia de «Palomo» hasta que una familia o una persona pueda verlo como el complemento para hacerle su vida más feliz. Ahora apóyanos compartiendo esta historia para que logremos encontrarle un hogar seguro.