Nueva York. Un equipo de científicos de la Universidad de Columbia ha desarrollado una bacteria modificada genéticamente que enseña al sistema inmunitario a atacar y destruir células cancerosas en ratones. Este avance podría abrir la puerta a una nueva generación de vacunas personalizadas contra tumores primarios y metástasis, lo que representa un hito importante en la lucha contra el cáncer.
El estudio, cuyos detalles fueron publicados en la revista ‘Nature’, demostró que estas vacunas no solo combaten el cáncer existente, sino que también tienen el potencial de prevenir futuras recidivas. En modelos de ratón con cáncer colorrectal avanzado y melanoma, la vacuna bacteriana logró suprimir el crecimiento de los tumores, eliminando en muchos casos las células malignas sin dañar las células sanas.
La vacuna bacteriana se mostró notablemente más eficaz que las vacunas terapéuticas basadas en péptidos, que han sido probadas en ensayos clínicos previos.
Andrew Redenti, estudiante de doctorado en la Universidad de Columbia, destacó la capacidad de esta nueva vacuna para activar coordinadamente todo el sistema inmunitario: “La ventaja más importante de nuestro sistema es su capacidad única de reestructurar y activar coordinadamente todas las ramas del sistema inmunitario para inducir una respuesta inmunitaria antitumoral productiva”, explicó Redenti. Según el investigador, esta es la razón por la que la vacuna ha tenido éxito en el tratamiento de tumores sólidos avanzados, que tradicionalmente son difíciles de tratar con otras inmunoterapias.
Una de las características clave de este avance es su capacidad de personalización.
Nicholas Arpaia, uno de los líderes del proyecto junto con Tal Danino, explicó que la vacuna se adapta a cada paciente al enfocarse en las mutaciones específicas de sus células cancerosas: “Programando bacterias que dirijan el sistema inmunitario hacia estas mutaciones específicas del cáncer, podemos diseñar terapias más eficaces que estimulen el propio sistema inmunitario del paciente para que detecte y elimine sus células cancerosas”, afirmó Arpaia.
El uso de bacterias en el tratamiento del cáncer no es nuevo. Desde finales del siglo 19, William Coley, cirujano en el Hospital de Nueva York, observó que algunos pacientes con tumores inoperables experimentaban una regresión de sus cánceres tras ser inyectados con bacterias. Hoy en día, esta estrategia sigue utilizándose en pacientes con cáncer de vejiga en fase inicial.
Sin embargo, la innovación del equipo de Columbia radica en las modificaciones genéticas introducidas en una cepa probiótica de Escherichia coli. Estas modificaciones permiten controlar con precisión la interacción entre las bacterias y el sistema inmunitario. A diferencia de otras bacterias utilizadas previamente, estas han sido diseñadas para ser fácilmente reconocidas y eliminadas si no encuentran tumores en el organismo, lo que minimiza los riesgos.
Al probar la vacuna en ratones, los científicos observaron que las bacterias modificadas lograban reclutar una amplia gama de células inmunitarias para atacar a las células tumorales, evitando, al mismo tiempo, las respuestas inmunitarias que podrían inhibir la destrucción del cáncer. En algunos casos, la vacuna no solo redujo el crecimiento de los tumores, sino que también previno su rebrote en ratones que habían sido curados, lo que sugiere que esta tecnología podría evitar recaídas en humanos.
Los resultados son particularmente alentadores porque la vacuna demostró su eficacia tanto en el tratamiento de cánceres existentes como en la prevención de nuevos tumores, lo que representa un enfoque novedoso y holístico en la lucha contra el cáncer.
En el contexto clínico, la creación de estas vacunas para pacientes humanos comenzaría con la secuenciación genética del tumor del paciente para identificar los neoantígenos específicos de su cáncer. Luego, las bacterias serían diseñadas para producir esos neoantígenos, permitiendo que el sistema inmunitario reconozca y elimine las células cancerosas. Además, esta vacuna está diseñada para contrarrestar la capacidad del cáncer de mutar y evadir los tratamientos convencionales.
El estudio marca un avance significativo en el desarrollo de nuevas inmunoterapias personalizadas, que podrían transformar el tratamiento del cáncer en el futuro. Aunque los resultados actuales son preliminares y se limitan a pruebas en animales, los científicos se muestran optimistas sobre el potencial de trasladar esta tecnología a ensayos clínicos en humanos en los próximos años.
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