CDMX. Un nuevo informe de Médicos Sin Fronteras (MSF) denuncia cómo las políticas migratorias “restrictivas y deshumanizantes” implementadas por el actual gobierno estadunidense, en sus primeros seis meses de mandato, han abandonado a cientos de miles de personas que buscan asilo, dejándolas varadas en peligro en México y Centroamérica, desencadenando una espiral de violencia, graves crisis de salud mental y el incremento de consumo de drogas. MSF hizo un llamado a los gobiernos del continente americano a abandonar las tácticas de disuasión y adoptar políticas migratorias y de protección humanas.

«Nos sentimos abandonados y desprotegidos”, dice a MSF una mujer hondureña atrapada en Reynosa, en el norte de México. “Nunca quisimos entrar ilegalmente a Estados Unidos. Pedimos benevolencia para casos como el mío: madres que llevan mucho tiempo esperando con sus hijos, que quieren darles una vida mejor. Ya hemos pasado por un proceso; ya teníamos un derecho. Hemos sido víctimas de estafas, de los cárteles, nos han engañado, estamos traumatizados”. La mujer había conseguido una cita a través de CBP One para tres días después de que la aplicación fuera cerrada y todas las citas fueran canceladas.

El informe, titulado Rechazados: El devastador impacto humano de los cambios de política migratoria en Estados Unidos, México y América Central, subraya cómo la criminalización de la migración por parte de Estados Unidos ha tenido eco en América Latina, aumentando el sufrimiento humano.

Este año más de 300 mil migrantes quedaron varados en México. Desde 2019, la capacidad operacional de la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (Comar) ha dependido en gran medida de apoyo internacional, principalmente del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) que ha proporcionado asistencia técnica y financiera para el doble del presupuesto anual de la Comar. En 2025, este apoyo fue reducido debido a recortes más amplios en financiamiento internacional, y el gobierno mexicano no aumentó la asignación federal, lo cual ha tenido un efecto para responder a necesidades de asilo, es decir, permanecen atrapadas en una situación legal prolongada e incluso indefinida con vulnerabilidades crecientes.

«Cada día vemos las consecuencias en pacientes que viven con lesiones sin tratar, traumas por violencia sexual y graves afecciones de salud mental que les imposibilitan la vida diaria”, afirma Franking Frías, subdirector de operaciones de MSF en México y Centroamérica.

Entre enero de 2024 y mayo de 2025, los equipos de MSF, a lo largo de la ruta, trataron a casi 3 mil víctimas y sobrevivientes de violencia sexual, un promedio de una víctima cada cuatro horas. Los niveles de violencia sexual tratados por MSF fueron particularmente altos en el lado panameño del Tapón del Darién.

En el mismo periodo, MSF realizó casi 17 mil consultas individuales de salud mental, la mayoría de ellas motivadas por la violencia. De hecho entre enero y mayo de este año, aunque las consultas de atención primaria de salud se redujeron un 28% en comparación a los meses de agosto, diciembre de 2024, las consultas en salud mental, aumentaron un 5% en el mismo periodo.

Para muchos, regresar a su país no es una opción, ya sea por cuestión económica o por miedo a lo que huyeron en primer lugar, como las crisis políticas y económicas en Venezuela o Cuba, la violencia generalizada en Haití, el conflicto en las regiones periféricas de Colombia, o las amenazas de grupos criminales y la falta de oportunidades en Ecuador y otros países centroamericanos.

Ante este escenario, Estados Unidos dejó de ser el suelo para los migrantes y ahora ven en México el destino. Sin embargo, los equipos de MSF son testigos de cómo los procedimientos de asilo en México se han vuelto más largos y complejos en varias ciudades. Paralelamente, la violencia perpetrada por grupos del crimen organizado y otros actores sigue siendo alarmante, incluyendo secuestros, extorsión, robos, violencia sexual y explotación laboral.

Médicos Sin Fronteras hace un llamado a todos los gobiernos de América para que se alejen de las políticas basadas en la disuasión y las estrategias de externalización; garantizar el derecho de solicitar asilo y prohíban la devolución forzada; pongan fin a las prácticas arbitrarias que colocan a las personas en mayor riesgo; garanticen el acceso a la atención médica y servicios esenciales sin discriminación; fortalezcan los sistemas de protección y mantengan la capacidad de respuesta humanitaria; combatan la estigmatización, la deshumanización y la militarización de la migración.

Extrañan su comida

Convertirse en migrante no es la primera opción para quienes enfrentan crisis políticas, económicas y sociales en su país de origen, de hecho, es la última de sus alternativas, pues salir de casa implica alejarse de su familia, enfrentarse a escenarios violentos y dejar atrás su hogar.

En medio de la crisis de aquellos que se unieron a una caravana, migrantes comparten mensajes de lo que también extrañan de su antigua vida: la comida.

Con información de Excelsior.