Chihuahua, Chih. Aún no termina el segundo mes del año y Chihuahua ya contabiliza la muerte de tres niños por desnutrición en el municipio de Guadalupe y Calvo, dos de ellos tan solo la semana pasada, dieron a conocer personas que trabajan en el activismo a favor de las comunidades indígenas.
La primera víctima mortal se llamaba Priscilla Yoselyn Valdez López de tan solo dos años de edad y falleció el pasado 23 de enero a consecuencia de una insuficiencia respiratoria agravada por su condición asmática; en otras palabras, murió ahogada por falta de aire.
Ella vivía en la comunidad de Baborigame en donde fue atendida dentro de las posibilidades, pues en ese lugar no existe un tanque de oxígeno ni una Unidad Médica Rural del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Baborigame es una localidad del municipio de Guadalupe y Calvo a unas diez horas de distancia de la capital.
De acuerdo a los informes que tienen las personas que laboran con las comunidades indígenas, el segundo deceso fue la tarde del 14 de febrero, cuando se conmemora el Día del Amor y la Amistad.
Miguel Chaparro Ríos, de apenas diez meses perdió la vida a consecuencia de una fibrilación en los pulmones, que no soportó por la falta de comida y la ausencia de protección de los intensos fríos.
Dos días antes de que Miguel perdiera la vida, los papás de María Leticia Chaparro Sandoval pidieron auxilio en Baborigame porque la menor de un año y medio de vida, presentaba signos severos de desnutrición además de vómitos y diarrea.
Luego de una atención leve, fue llevada a casa de sus tíos –desplazados, por cierto- en el rancho de nombre Corral Quemado, donde murió cuatro días después que Miguel.
Miguel y Leticia eran originarios de la comunidad de La Ciénega.


Las fuentes también confirmaron que hace dos semanas llegó una mujer con una niña en sus brazos, de quienes no se tomaron datos porque antes de atenderla, se retiraron con rumbo desconocido.
Solo se sabe que la niña iba inflamada y le levantarían la mollera.
IMSS no tiene datos reales
Las personas que trabajan dentro las comunidades indígenas, especialmente en Baborigame, dijeron que aunque la única doctora que está en la unidad hospitalaria se entrega realmente a su trabajo pues atiende gente a cualquier hora, no es suficiente, pues hacen falta medicamentos e inversión para las comunidades.
También precisaron que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) carece de datos reales y citaron dos ejemplos: en un informe, el órgano de salud tiene el registro solo 21 mujeres embarazas y la realidad es superada al menos en cinco veces, pues quienes viven en Baborigame tienen en sus apuntes más de 120 casos de embarazos.
El otro ejemplo, es que el IMSS asegura no contar con casos de desnutrición en la zona contrario a lo que dicen las organizaciones.
Durante 2019, se tiene registro de dos muertes: uno en rancho Los Sandovales y otro en El Tanque. El año pasado, se registró un fallecimiento en Mesa Ladeada y de seis niños con desnutrición, murieron tres en Los Sandovales.
Faltaría contar los casos que se dan en las más de 60 rancherías que están habitadas alrededor de Baborigame y que se registren todos los casos, incluso, de las personas que se ven forzadas a desplazarse a consecuencia de la violencia.
Esta misma situación, provoca que personal médico, de enfermería y brigadas de salud no ingresen a las comunidades, ya sea de forma preventiva o porque se ven amenazados. En Cinco Llagas debe ir una brigada pero no acude; en Santo Domingo, ya no hay médico por la inseguridad.
De acuerdo a la información proporcionada por estas agrupaciones en favor de las comunidades indígenas, en la zona trabajan el PAC o Unidades Médicas Móviles, como se llaman ahora y pertenecen al Gobierno del Estado y también una Unidad Médica Rural del IMSS-Bienestar.
Desde julio del año pasado, ya solo llevan medicamento para enfermedades crónicas.
Personal médico y de enfermería de esos sistemas, se negó a dar información oficial de los casos atendidos arguyendo que necesitaban consultarlo con el jefe o dejando de contestar llamadas.
Niños solo comen una vez al día maseca con agua
De acuerdo a los testimonios, el último trimestre de 2022 fallecieron al menos tres niños por desnutrición en la comunidad de La Ciénega, municipio de Guadalupe y Calvo.
“La mamá tenía unas cuatitas de apenas días de nacidas. La mamá hacía tortillas y los niños lloraban por el hambre y lo que hacía era prepararles agua con maseca en lugar de leche y les daba poco pecho y es todo lo que comían en el día…A veces logran cosechar algo y tienen frijoles y es lo que comen, tortillas y frijoles pero cuando no, les baten el agua con maseca”, dijo.
Y la situación no se circunscribe a los niños. Hay adultos con desnutrición. Las mamás, por ejemplo, se desmejoran por estar criando y amamantando.

Pasando los seis meses de vida, los niños deben consumir alimento un poco más sólido que les aporten los valores nutricionales para un sano desarrollo. Desde esta edad, iniciará un declive en su peso por no consumir el alimento adecuado.
Los frijoles y las tortillas, no aportan lo suficiente; haría falta, por ejemplo, huevo pero el kilo casi llega a los 100 pesos.
Muertes se deben a varios factores
La muerte de menores por desnutrición, se debe a varios factores, asegura una de las profesionales de la salud que atiende en la zona.
Una es la poca cultura por la atención médica que tiene la comunidad indígena. No negó la muerte de menores entre uno y cinco años, pero no en la medida que las organizaciones dicen.
Estas muertes también se deben a las enormes distancias para acudir a la atención médica, la falta de tiempo de los padres de familia para llevar a los menores y el desconocimiento de los síntomas reflejados en los niños, mencionó.
También asegura que el Gobierno Federal está dando la atención adecuada- como nunca antes- a través de diversas brigadas a caballo, en moto y otros medios en lo que se llega a las comunidades circundantes a Baborigame.
Una de las causas más fuertes es por el alcoholismo en hombres y mujeres indígenas: les llega el apoyo de los programas pero en lugar de comprar alimento o ropa para ellos y sus niños, lo gastan en alcohol que lo lleva a desproteger a los menores y trae consecuencias mortales.
Entre esos programas, también les llevan gallinas y pollos para su crianza y luego sirvan como alimento, pero no ocurre así.
La desnutrición de la Sierra Tarahumara es una conocida como guacharco la misma que sucede en África por la falta de proteína en la dieta, aseguró.
Aunque será difícil que las cifras de menores sucumbidos ante el hambre logren empatarse en las dependencias, lo cierto es que seguirán engrosándose pues la muerte ya ronda, al menos, a una decena de niños tan solo en la comunidad de Baborigame.
