Ciudad del Vaticano. Con la Capilla Sixtina lista y la chimenea ceremonial ya instalada, este 7 de mayo dará inicio el cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril. Un total de 133 cardenales provenientes de 71 países serán los encargados de decidir quién se convertirá en el 267° pontífice de la Iglesia Católica. Entre los aspirantes destacan dos mexicanos: Carlos Aguiar Retes y José Francisco Robles Ortega.
De acuerdo con el Vaticano, el grupo de electores está compuesto por 53 cardenales europeos, 37 americanos, 23 asiáticos, 18 africanos y cuatro oceánicos. Aunque originalmente se esperaban 135 participantes, dos no asistirán por razones de salud. Esta será una de las elecciones más diversas en la historia reciente del catolicismo, y México tendrá una representación clave en la jornada que marcará el rumbo del Vaticano para los próximos años.
La presencia mexicana en el cónclave
Carlos Aguiar Retes, de 75 años, originario de Tepic, Nayarit, fue nombrado cardenal en 2016 por el papa Francisco y un año después asumió como Arzobispo Primado de México. Ha expresado públicamente su respaldo a la postura inclusiva de Francisco sobre el matrimonio igualitario. “Todos son hijos de Dios”, declaró en una entrevista con Reuters en 2020. Sin embargo, también se pronunció en contra de la despenalización del aborto, calificándolo como “una salida falsa”.
Por su parte, José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, tiene 76 años y fue nombrado cardenal por Benedicto XVI en 2007. Esta será su segunda participación en un cónclave, tras haber estado en la elección de Jorge Mario Bergoglio en 2013. Aunque también se ha opuesto al aborto, en 2021 reconoció el derecho al matrimonio igualitario como parte de un proceso de respeto a las libertades civiles.
Favoritos al papado: diversidad de trayectorias y posturas
Entre los nombres más sonados para convertirse en el próximo papa figuran Pietro Parolin (Italia), secretario de Estado del Vaticano desde 2013; Luis Antonio Tagle (Filipinas), teólogo y prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; Matteo Zuppi (Italia), cardenal conocido por su labor social con migrantes y enfermos; y Fridolin Ambongo Besungu (República Democrática del Congo), figura clave en procesos de paz en África.
Cada uno de ellos representa una visión distinta del catolicismo contemporáneo: Parolin es identificado con la diplomacia vaticana tradicional; Tagle con una línea progresista sensible a los excluidos; Zuppi con un enfoque pastoral y social; y Ambongo con la voz del catolicismo del sur global, que gana fuerza en el escenario eclesiástico.
Un cónclave en un momento decisivo
Esta elección ocurre en un momento crucial para la Iglesia. El legado del papa Francisco, centrado en la inclusión, la justicia social y el medio ambiente, deja un precedente que influirá en la decisión del colegio cardenalicio. Las tensiones internas entre sectores conservadores y reformistas también están presentes, y el resultado del cónclave podría reconfigurar el perfil político y pastoral del Vaticano.
México, con más de 90 millones de católicos, tiene una voz relevante en esta decisión. La participación de Aguiar Retes y Robles Ortega no solo representa al clero nacional, sino también a una de las comunidades católicas más grandes del mundo, con un creciente debate sobre derechos civiles, aborto, migración y justicia social.
La mirada internacional sobre el cónclave
El procedimiento se desarrollará bajo el tradicional secreto y aislamiento de los cardenales en la Capilla Sixtina, donde cada votación será seguida de una fumata: humo negro si no hay consenso, humo blanco si un nuevo papa ha sido elegido. Se espera que el resultado se conozca dentro de las primeras 72 horas, aunque no hay plazos obligatorios.
Mientras tanto, en Roma y en muchas otras partes del mundo, fieles y analistas observan con atención este proceso que definirá el liderazgo espiritual de más de mil 400 millones de personas. En México, la posibilidad de un papa latinoamericano —por segunda vez consecutiva— o incluso asiático o africano, genera expectativas sobre una Iglesia más global e inclusiva.
El cónclave de 2025 no solo elegirá a un nuevo pontífice, también pondrá a prueba el futuro de las reformas impulsadas en la última década. Y con ello, definirá si la Iglesia continuará abriendo sus puertas o regresará a una visión más conservadora del poder eclesial.
Con información de Más Información.