Hay una frase del libro ‘La semana laboral de 4 horas’, del empresario e inversionista estadounidense Tim Ferriss, que cita a menudo Francesc Miralles, un especialista de referencia en el campo del desarrollo personal: “el éxito de una persona en la vida se mide por la cantidad de conversaciones incómodas que está dispuesta a mantener”.
Ferriss se refiere a las reuniones en el ámbito de los negocios, pero Miralles también aplica esta máxima a las conversaciones que tenemos con nosotros mismos, y a las preguntas que nos planteamos en esas conversaciones.
Miralles es especialista en transformación y desarrollo personal, ámbito en el que se desempeña como conferenciante, creador de tendencias y autor de libros que han tenido éxito internacional.
Su ensayo ‘Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y feliz’, coescrito con Héctor García, ha sido traducido a 67 lenguas y ocupó el puesto número 1 en las listas de libros más vendidos en países anglosajones y en la India.
Para Miralles existen dos tipos de personas: las que no se cuestionan nada y se dejan arrastrar por la inercia, y las que tienen el valor de hacer un alto en el camino para plantearse preguntas incómodas.
Señala que podemos formularnos muchas preguntas importantes para nuestra existencia, como ¿quién soy yo?, ¿existe un destino?, ¿cómo puedo afrontar la pérdida?, ¿por qué me siento tan solo?, ¿se puede vivir sin sufrir?, ¿cómo superar el miedo a la vejez y la muerte?, ¿dónde puedo encontrar el verdadero amor?, ¿y si al final no hay nada?
Entre todas esas preguntas, algunas de las cuales Miralles expone y analiza en su libro ‘20 preguntas existenciales cuyas respuestas pueden cambiar tu vida’, hay un interrogante especialmente incómodo y a la vez crucial, que podemos plantearnos y es: ¿cómo encontrar el propósito de la vida?
‘Ikigai’ japonés, nuestra razón de ser y vivir
Este autor descubrió su propio propósito en la vida, el de ayudar a los demás a encontrar su propósito, al efectuar la investigación para el que sería uno de sus libros más reconocidos, referido al ‘ikigai’ (‘razón de ser’ o ‘razón para vivir’, en japonés) y coescrito con Héctor García, un ingeniero que vivía en Japón y es especialista en la divulgación de la cultura japonesa.
Para este libro ambos entrevistaron a muchos ancianos que vivían en el pueblecito rural Ōgimi, en el norte de Okinawa, Japón, conocido como la aldea de los centenarios debido a la elevada proporción de personas de esas edades que allí vivían. Les preguntaron cómo conseguían vivir tantos años.
Así descubrieron que uno de los secretos de la longevidad de los habitantes de Ōgimi, es el ‘Ikigai’, que García explicó del siguiente modo: “Según los japoneses, todo el mundo tiene un ‘ikigai’, lo que un filósofo francés traduciría como ‘raison d’être’ (razón de ser). Algunos lo han encontrado y son conscientes de su ‘ikigai’, otros lo llevan dentro pero todavía lo están buscando”.
“El ‘ikigai’ está escondido en nuestro interior y requiere una exploración paciente para llegar a lo más profundo de nuestro ser y encontrarlo. Según los naturales de Okinawa, la isla con mayor índice de centenarios del mundo, el ‘ikigai’ es la razón por la que nos levantamos por la mañana”, según García.
En la aldea de los centenarios, Miralles y García descubrieron que, además de sus hábitos saludables y de cultivar fuertes vínculos de amistad, el propósito vital era un aspecto clave de su longevidad.
Además de recoger el testimonio de los ancianos, su investigación los llevó a conocer el trabajo de Shoma Morita, un japonés contemporáneo de Sigmund Freud, que ya usaba el concepto del propósito en sus terapias con pacientes, algunos con graves trastornos mentales.
Este terapeuta, desconocido en Occidente, proponía: “Ríndete a ti mismo. Empieza a actuar ahora, seas neurótico, imperfecto, procastinador, malsano, holgazán, o cualquier otra etiqueta que te hayas puesto injustamente para describirte. Ve adelante y sé la mejor persona imperfecta que puedas ser, y empieza a llevar a cabo todas esas cosas que quieres hacer antes de morir”.
“El propósito vital constituye el centro de las tres reglas de Shoma Morita para el buen vivir”, que Miralles enumera y comenta a renglón seguido.
- Acepta tus sentimientos.
“Oponerse a determinadas emociones solo sirve para reforzarlas y acabar sometidos a ellas. El autoconocimiento es un paso preliminar para conectar con el ‘ikigai’, y eso incluye observar –sin rechazar ni retener– cualquier cosa que sintamos con neutralidad”, señala.
- Descubre tu propósito.
“Muchas veces no podemos controlar los acontecimientos externos, pero siempre podemos decidir cómo reaccionar ante ellos. Si tenemos una misión o tarea vital, encontraremos la manera de seguir adelante, más allá de las circunstancias. Según Morita, el mantra que deberíamos aplicarnos en todo momento es la pregunta: ¿Qué es necesario que haga ahora?”, puntualiza.
- Haz lo que hay que hacer.
“La proactividad es un martillo capaz de derribar cualquier muro, también el del dolor. En lugar de perdernos en ideas repetidas e improductivas, si pasamos del pensamiento a la acción, el panorama mejora de repente”, según Miralles.
“En mi caso, si estoy durmiendo mal o me desvelo porque tengo algo pendiente que entregar, como un artículo, me levanto, me pongo a escribirlo y mi ansiedad baja de repente”, añade.
¿Y si no sabes que quieres hacer con tu vida?
En los talleres y conferencias que ha impartido en los últimos años, Miralles ha escuchado los ‘ikigais’ más diversos: desde aprender idioma islandés hasta ‘rescatar gatitos de la calle’, tal como lo definió una joven mexicana.
“Si desconoces cuál es tu ‘ikigais’, no dejes que cunda el pánico: ni siquiera necesitas que ese propósito vital sea permanente. En un momento de tu existencia, tu pasión puede estar en un campo determinado y, tras agotarlo o dar todo lo que tenías, virar hacia una nueva pasión”, enfatiza.
Como decía Viktor Frankl, autor del libro ‘El hombre en busca de sentido’ y creador la terapia de la búsqueda de sentido (logoterapia): “En realidad, siempre tenemos un propósito, aunque sea tratar de descubrir cuál es ese propósito a través de la prueba y el error, del mismo modo que avanza la ciencia”, destaca.
“Por lo tanto, si no tienes claro aún cuál es tu ‘ikigai’, sigue adelante con actitud de explorador. A menudo el propósito de la vida se desvela viviendo”, concluye Miralles.
Con información de EFE Reportajes.