CDMX. Durante la última década una iniciativa regional ha mejorado la atención materno-infantil para 1.8 millones de personas de bajos recursos en siete países de Centroamérica y en el estado de Chiapas. La Iniciativa Salud Mesoamérica (ISM) impulsada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y los gobiernos de la región se enfocó en reducir la mortalidad materna e infantil además de optimizar la calidad de los servicios médicos en comunidades vulnerables.

El proyecto contó con el respaldo financiero de la Fundación Carlos Slim, la Fundación Gates y los gobiernos de España y Canadá. Su implantación se llevó a cabo en El Salvador, Honduras, Belice, Costa Rica, República Dominicana, Guatemala, Panamá y en el estado mexicano de Chiapas, beneficiando directamente a mujeres y niños.

Entre los logros más destacados Belice duplicó la cantidad de madres y recién nacidos que recibieron atención médica en casos de emergencia obstétrica. En El Salvador el 98% de los partos fueron atendidos por personal especializado mientras que la calidad en la atención a recién nacidos con complicaciones pasó del seis al 40%.

Cada país estableció objetivos específicos dentro del programa. A lo largo de diez años la iniciativa distribuyó 175 millones de dólares en la región, de los cuales 43.8 millones fueron aportados por los propios gobiernos y canalizados a ministerios de salud, hospitales y centros médicos en comunidades de bajos ingresos. En Costa Rica, por ejemplo, la tasa de embarazos adolescentes disminuyó un 11.3%, mientras que en Honduras el porcentaje de mujeres rurales que dieron a luz en unidades médicas pasó del 72% en 2012 al 95% en 2022, superando la media nacional.

Además de fortalecer la infraestructura y el acceso a servicios médicos, la ISM promovió la recolección sistemática de datos de salud, lo que permitió a los países contar con indicadores más precisos sobre la atención materno-infantil en comunidades vulnerables. Esta estrategia facilitó a los ministerios de salud enfocar esfuerzos en la obtención de resultados y acelerar mejoras en los sistemas de atención.

Emma Iriarte, secretaria ejecutiva de la ISM y especialista del BID, resaltó que el éxito del programa radica en la definición de objetivos claros y en el uso de métricas estandarizadas para medir el impacto. A pesar de las diferencias políticas en torno a la salud sexual y reproductiva en la región se alcanzó un consenso para reducir la mortalidad materna e infantil lo que demuestra la efectividad de la cooperación regional en materia de salud pública.

Con información de El País.