El 23 de agosto de 1966, la NASA capturó la primera fotografía de la Tierra vista desde la órbita lunar a través de su sonda no tripulada Lunar Orbiter 1. Esta nave espacial había sido lanzada el 10 de agosto de 1966 con una misión muy específica: fotografiar áreas suaves de la superficie lunar para la selección y verificación de lugares seguros de aterrizaje para las misiones Surveyor y Apollo.

Sin embargo, el destino deparaba algo mucho mayor. Fotografiar la Tierra no era parte de la misión original, ni siquiera se consideró hasta que la nave ya estaba en el espacio. Fue una decisión espontánea del equipo de control que resultaría en una de las imágenes más icónicas de la historia de la exploración espacial.

La fotografía se tomó desde una distancia de aproximadamente 380.000 kilómetros y muestra la mitad de la Tierra, desde Estambul hasta Ciudad del Cabo, con las áreas del este sumergidas en la noche. Aunque la imagen no revelaba detalles de la superficie terrestre cuando fue tomada en 1966, su impacto emocional y científico fue inmediato y duradero.

El legado técnico de una imagen revolucionaria

La Lunar Orbiter 1 estaba equipada con un sofisticado sistema de imagen Eastman Kodak de 68 kilogramos que utilizaba lentes gran angular y tenía la capacidad única de revelar películas, escanear las imágenes y enviarlas de vuelta a la Tierra. En un giro que no se conoció hasta después del final de la Guerra Fría, esta cámara había sido desarrollada originalmente por la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO) de Estados Unidos y había volado anteriormente en el satélite espía Samos E-1.

La imagen original nunca se recuperó en su resolución completa de los datos almacenados de la misión. No fue hasta 2008 que el Proyecto de Recuperación de Imágenes Lunar Orbiter (LOIRP) consiguió restaurar y mejorar significativamente la calidad de esta histórica fotografía, revelando detalles que permanecieron ocultos durante más de cuatro décadas.

La misión Lunar Orbiter 1 finalizó el 29 de octubre de 1966, cuando fue estrellada deliberadamente contra la superficie lunar para evitar interferencias con futuras misiones. Durante su tiempo operativo, la nave había completado exitosamente sus objetivos principales, capturando un total de 205 imágenes del satélite natural de la Tierra.

Robledo de Chavela: 60 años como ventana española al cosmos

El Complejo de Comunicaciones de Espacio Profundo de Madrid (MDSCC) está ubicado en Robledo de Chavela, España, y es operado por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Esta instalación forma parte de la Red de Espacio Profundo (DSN) del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, junto con sus estaciones hermanas en Goldstone, California, y Canberra, Australia.

El complejo fue inaugurado en 1964 por el entonces príncipe de España, Juan Carlos I, y estrenó sus funciones con una antena inicial de 26 metros en julio de 1965 con la misión Mariner 4. El acuerdo entre España y Estados Unidos se firmó el 29 de enero de 1964, pero la estación no comenzó a funcionar hasta julio de 1965, con la misión Mariner 4, la primera que envió fotografías de la superficie de Marte.

La estación de Robledo de Chavela fue precisamente la que recibió aquella histórica primera imagen de la Tierra desde la Luna el 23 de agosto de 1966. Desde entonces, esta instalación ha participado en numerosas misiones espaciales de gran relevancia científica, convirtiéndose en un eslabón fundamental en la cadena de comunicaciones que conecta la Tierra con las misiones más ambiciosas de exploración del sistema solar.

Hoy en día, el complejo consta de seis antenas: una de 70 metros, tres de 34 metros y una de 26 metros, manteniendo su papel crucial en las comunicaciones con el espacio profundo y continuando el legado que comenzó hace casi 60 años con aquella primera imagen que cambió nuestra perspectiva del planeta azul.

Con información de Euronews.