Chihuahua, Chih. Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE) lograron decomisar 5 mil 859 objetos prohibidos y 23 mil 202 pesos en efectivo durante el operativo al interior de la Unidad de Bajo Riesgo (UBR).
La intervención efectuada este martes en coordinación con personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), de la Guardia Nacional (GN) y de la Fiscalía General del Estado (FGE), es parte del proceso de entrega-recepción del sistema penitenciario.
Se inició desde temprana hora con la revisión al interior de este penal para detectar objetos prohibidos, además de integrar a las Personas Privadas de la Libertad (PPL) a Plataforma Centinela.
Al igual que se realizó en Ciudad Juárez con el Centro de Readaptación Social No. 3, el No. 2 (Femenil) y el Centro de Reinserción Social para Adolescentes Infractores (CERSAI), en la ciudad de Chihuahua se realiza está intervención en todos los penales.
Durante esta intervención también participa personal de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) y de la Subsecretaría de Asuntos Internos de la SSPE para supervisar que se lleve a cabo el operativo respetando la Ley.

Suspenden “comercio” dentro de la UBR
Días antes de la intervención, la “vida comercial” dentro de la Unidad de Bajo Riesgo (UBR) o peni vieja había sido suspendida dados los operativos suscitados en los centros de readaptación social (Cereso) de la entidad, aseguró una persona cuyo familiar tiene más de un año como interno.
“Por lo pronto dijeron que no iban a tomar ni cerveza ni vino, pero que después ya con el tiempo iba a meter latas de cerveza ¿Está suspendido ahorita? Está suspendido porque andan mucho ahorita (sic), pues sí andan supervisando pero ya pasando eso, otra vez vuelven a la normalidad”
“Elena” para no revelar su identidad ha escuchado -al igual que su familiar- que dentro de poco habrá cambios en la UBR pero solo será de uniforme y de chamarras, porque a los custodios no van a removerlos y continuará el ciclo de entrada y venta ilegal dentro del penal.
De hecho son ellos quienes dejan ingresar todos los productos de manera ilegal, así como de ilegal algunos de los productos que se venden.
“Ahí en las celdas es donde se prepara la droga ¿cocaína? (asiente con la cabeza) ¿cristal? No, cristal no. Ellos dijeron que era coca ¿fentanilo? (asiente con la cabeza) sí”, asegura “Elena”.
La entrevistada también aseguró que desde “lo que pasó en Juárez” la venta de todos los productos había ido en disminución o de manera más discreta pues los mismos custodios dan la alerta a los prisioneros por el control que las autoridades pudieran ejercer en breve.

UBR, otra ciudad con economía propia
Dentro de la UBR pueden encontrarse cigarros de tabaco, refrescos, carnitas, latas de cerveza, botellas de alcohol y drogas. El mercado es variado, “es otra ciudad, haz de cuenta que estás en un restaurante muy grande”.
Pero los precios están más altos. Una lata de cerveza puede alcanzar los 60 pesos y una botella de whisky o tequila, oscila entre 250 y 700 pesos, aunque no sean bebidas de alta gama. Incluso en los días de visita, algunos presos pueden llegar a compartir la bebida con los familiares y los demás internos.
Este comercio interno se mantiene vigente gracias a las constantes fiestas –casi diarias- que realizan dentro del penal; incluso, algunos custodios pueden estar tomando al lado de los internos.
El dinero proviene de las familias que les llevan dinero y así se hace la cadena de generación de recursos.
Aparte de los productos de consumo, en muchas celdas puede encontrarse tenis y ropa de marca; televisiones, bocinas gigantes, calentones, sartenes eléctricos, ventiladores y en alguna celda, se ha podido observar un horno microondas.
Para que esto suceda, abunda “Elena”, es claro que muchos custodios están involucrados y participan de este comercio. Ella creo que no todos están dentro del negocio, pero quizá la mayoría.
Y como en toda ciudad, las armas no pueden faltar. Muchos de ellos están dotados de machetes y puntas de metal, armas hechizas con el material que desconocen ella y su familiar de dónde lo obtienen. Pero su familiar sí ha visto cómo afilan los instrumentos ahí dentro.
También su familiar le ha dicho que desde enero, todo se ha tranquilizado un poco más debido a que los custodios les han advertido sobre la posibilidad de una revisión como en los otros penales.

Karla y sus tarifas
Karla es una custodio que está en el transfer. Es la persona que está en la entrada y encargada de recoger el dinero por diferentes accesorios que se ingresan al penal. “Elena” la describe como una persona alta, gordita, morena y con el cabello rizado.
Cuando se acaba el código semanal, por ejemplo, Karla cobra 150 pesos para la entrada de una persona adulta y 50 pesos por menor. El código es una credencial personalizada para la entrada a la UBR.
Si la persona no lleva su prueba COVID, son 50 pesos más; pero si lleva uñas postizas, son 50 más; pero si lleva pestañas postizas, son 50 más; y si trata de ingresar con aretes o anillos, la tarifa disminuye. Por comida, la tarifa también es menor.
“¿Quién les cobra? Karla por transfer ¿Quién es Karla? Ella es custodio de ahí de la penitenciaría ¿Ella les cobra? Sí, ella nos cobra directo ahí en la ventanilla”, asegura.
Según ha escuchado, parte del dinero que recibe Karla se lo entrega a uno de los cabecillas del penal; la otra parte se la queda. Incluso hay versiones que una ferretería cercana a la UBR, es propiedad de Karla o de alguien cercano pues ahí se compra el material para los trabajos de madera que realizan los custodios, pero nada de esto está comprobado.
Antes de ingresar y lejos de las manos de Karla, la persona cuya tienda está a la entrada del penal, renta chamarras y sudaderas de colores claros y sin gorro, pues las oscuras y con capucha, están prohibidas para su ingreso.
Estas rentas suelen estar en 30 pesos.
Una familia que visita a su interno, puede gastar hasta mil pesos cada fin de semana, asegura “Elena”.
“¿Hay miedo cuando se entra ahí? Pues yo creo que está más seguro adentro que afuera”, concluye.
