Huimanguillo, Tabasco. Los ganaderos de Huimanguillo enfrentan una crisis sin precedentes tras la muerte de al menos 1,500 reses por intoxicación con pollinaza, un producto derivado de residuos de aves de engorda utilizado en la alimentación del ganado bovino.

Desde que se detectó el problema el pasado 16 de marzo, la cifra de animales muertos sigue en aumento, y algunos cálculos la sitúan ya entre 1,500 y 2,000, afectando a unos 40 productores en al menos 15 poblaciones de la región.

Ante la gravedad del caso, el lunes se llevó a cabo una reunión de emergencia con autoridades de los tres órdenes de gobierno para coordinar inspecciones en la zona y esperar los resultados de los análisis de laboratorio que determinarán las siguientes acciones.

Las autoridades han recomendado suspender el uso de pollinaza o, en su defecto, limitar su inclusión en la dieta del ganado a un máximo del 10% o 15%. Por encima de este umbral, su consumo puede ser riesgoso, especialmente si el material no ha pasado por un tratamiento térmico adecuado. Para evitar riesgos sanitarios, la pollinaza debe calentarse a 79°C durante al menos 20 minutos, lo que ayuda a eliminar la presencia de microorganismos como hongos, bacterias o incluso el virus de la gripe aviar.

Aún no se ha determinado si la intoxicación en Tabasco fue consecuencia de un consumo excesivo o si el producto contenía agentes patógenos. La experta agropecuaria Mónica Avilés explicó que el uso de pollinaza en la alimentación del ganado comenzó alrededor del año 2000 y que los períodos de sequía, como el actual, incrementan su uso, ya que la falta de agua reduce la disponibilidad de pastos naturales.

En ocasiones, la necesidad orilla a los productores a hacer este uso”, indicó Avilés, ya que la pollinaza es una opción más económica que otros alimentos para el ganado.

Para los ganaderos afectados, el desastre es de enormes proporciones. Entre ellos, los hermanos Gildardo y Felipe Valencia Carranza han visto desaparecer casi la totalidad de su patrimonio.

Estamos viendo un desastre de una magnitud que jamás hubiera imaginado. A partir del viernes de la semana pasada inició para mí un calvario. Todavía hay unas muriendo, pero ya todo se acabó. De los 600 animales, cuando mucho quedan 25, 30. Es todo un patrimonio mío y de mi familia que ha quedado en cero, en nada”, declaró Felipe Valencia en entrevista con el periodista Luis Manuel López.

De acuerdo con datos del Inegi, el valor promedio de producción de carne de bovino en enero de este año se ubicó en aproximadamente 20,000 pesos por cabeza de ganado. Con base en estas cifras, las pérdidas por la intoxicación en Tabasco podrían superar los 30 millones de pesos.

Según el Censo Agropecuario de 2022, Tabasco cuenta con cerca de 1.4 millones de reses destinadas a la cría, y la ganadería, junto con la agricultura y la pesca, representa el 4% de la economía estatal. Este tipo de intoxicaciones ha ocurrido en otras entidades del país. En 2023, un caso similar en Hidalgo provocó la muerte de 85 vacas, mientras que en 2016 en Aguascalientes se registró la intoxicación de unas 2,000 reses, en un episodio de dimensiones comparables al actual.

Los protocolos de seguridad indican que el ganado muerto debe ser enterrado para evitar la propagación de toxinas a otros animales o productos derivados. También es fundamental localizar el origen de la contaminación y poner en cuarentena a las reses que hayan consumido pollinaza contaminada.

A pesar de la magnitud del desastre, las autoridades aún no han definido el tipo de apoyo que se brindará a los productores afectados ni la cantidad de recursos que se destinarán a la emergencia. La implementación de medidas sanitarias y de control implicará costos elevados, lo que agrava la situación de los ganaderos que han perdido su patrimonio.

Con información de Más Información.