Cuauhtémoc, CHIH. El 24 de febrero de este año, Deyra Rubí Ontiveros Villezcas acudió a los servicios de urgencia del Hospital General de Zona número 16 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con sede en el municipio de Cuauhtémoc, Chihuahua, donde la revisaron y le dijeron que su embarazo avanzaba bien, por lo que podría irse a su casa tranquilamente.
Tres días después, por la mañana, tuvo la necesidad de regresar derivado de los mareos y «lucecitas» que veía por la alta presión arterial que registraba aunque ahí se dio cuenta de una irregularidad: la unidad médica no cuenta con ginecólogos durante este turno. Y se esperó hasta las 3:00 de la tarde en que hubo cambio de personal para recibir atención especializada.
Una hora después, un médico le informo que le inducirían el parto para cuya acción, le fue aplicada una dosis de misoprostol y pasado un lapso, recibiría otra de oxitocina intravenosa pero se llegó el tiempo del cambio de turno y el médico no dejó indicaciones y la ginecóloga Samantha Hernández se negó a administrar el médicamente para la llegada del bebé.
Para ese hora, eran insoportable el dolor que sentía Deyra Rubí y el sangrado hacía más tétrica la escena.

Se llegaron las 6:00 de la mañana del 28 de febrero y sí…también hubo cambio de turno sin que la ginecóloga dejara indicaciones para el seguimiento de la mujer que estaba a punto de ser mamá pero no fue hasta las 2:00 de la tarde en que detectaron la taquicardia en el corazón del bebé y autorizaron el traslado de ambos a Chihuahua.
Ya en la capital y tras analizarlos, se dieron cuenta que el bebé ya no tenía líquido amniótico, contaba con cubrimiento fetal y ya había «se había hecho popó» dentro del útero por o que fue sometida de urgencia a una cesárea.
«Mi bebé nació y me dijeron que tenían que llevárselo a terapia intensiva porque había sufrido síndrome por aspiración de miconio y asfixia perinatal, me dijeron que eso se produjo por no haberme hecho la cesárea a tiempo porque mi parto ya se había pasado», asegura Deyra Rubí.
Dieciocho días pasó el bebé en terapia intensiva sin probar alimento hasta que perdió la batalla por una falla renal como consecuencia de haber respirado sus propios desechos, tiempo que su madre no puedo atenderse para lograr una recuperación adecuada del trauma que el provocó el proceso desde que ingresó a los servicios del IMSS en Cuauhtémoc.
Así como el caso de Deyra Rubí, ella misma ha documentado al menos tres casos más en el IMSS de esa ciudad más otros que no han sido denunciados de manera formal o pública en el Hospital de Zona «Dr. Javier Ramírez Topete» bajo la administración de la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado de Chihuahua sin que hayan salido a la luz estos casos.
Todo deriva de la negligencia médica por no querer atender los embarazos con el debido cuidado, acusa.
Mientras se manifiesta en el hospital estatal, recuerda el caso de una mujer embarazada a quien se le envió a su casa a pesar de los dolores de parto y quien no podía aliviarse de manera natural por la práctica de una cesárea en una ocasión anterior, pero al llegar a su vivienda, se le rompió la fuente y regresó al médico en donde tras una sonografía, se dieron cuenta que el bebé ya no contaba con latidos del corazón.