CDMX. La industria tomatera mexicana atraviesa una de sus etapas más difíciles en décadas tras la decisión de Estados Unidos de imponer un arancel del 17% a las exportaciones de tomate mexicano, medida vigente desde julio pasado. La disposición de Washington se justifica en supuestas prácticas de dumping —venta por debajo del costo de producción para eliminar a la competencia— por parte de productores nacionales.

Según reporta el portal El País en México, el gobierno federal respondió con un decreto que fija precios mínimos de exportación para el tomate fresco, en un rango de 0,88 a 1,7 dólares por kilo, con el argumento de evitar distorsiones en el mercado y garantizar el acceso del producto mexicano a los mercados internacionales. Sin embargo, el nuevo esquema genera preocupación porque los productores deberán enfrentar no solo los precios de referencia, sino también el arancel de 17%, lo que algunos califican como una “doble camisa de fuerza”.

El comercio de tomate entre México y Estados Unidos tiene un valor superior a los 2.800 millones de dólares anuales, con el país vecino como destino de más del 90% de las exportaciones. Por ello, el impacto del muro arancelario aún es difícil de medir, pero se anticipa que afectará directamente los ingresos de productores y distribuidores.

Debate en el sector agrícola

El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) respaldó la fijación de precios mínimos, al asegurar que la medida protege más de 400.000 empleos directos del sector y da certidumbre al comercio. “El nuevo esquema otorga mayor competencia leal y contribuye a un comercio equilibrado y sostenible”, sostuvo en un comunicado.

No obstante, la decisión no ha sido unánimemente aceptada. Juan Carlos Anaya, director de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), advirtió que con esta acción el gobierno mexicano estaría reconociendo implícitamente que sí existían prácticas de dumping. “Esto encarecerá el producto al consumidor estadounidense, reducirá exportaciones y generará sobreoferta interna”, alertó. También señaló que no está claro si habrá una negociación con Washington para eliminar el arancel.

Productores en la incertidumbre

Enrique Riveros, productor de tomate en Sinaloa, explicó que el acuerdo busca replicar las condiciones del pacto de suspensión de dumping que existía antes de la administración de Donald Trump. Sin embargo, considera que la respuesta del gobierno mexicano fue prematura y que la verdadera presión para revertir la medida debería provenir de los consumidores en EE UU, al resentir el encarecimiento del fruto.

A un mes de la entrada en vigor del arancel, Riveros asegura que todavía es temprano para medir los efectos en el campo mexicano: “Aún no han llegado las primeras liquidaciones, cada distribuidor lo maneja distinto. Será hasta la próxima cosecha cuando se verá el verdadero impacto del muro arancelario y de los precios mínimos”.

Con información de Más Información.