Chihuahua, CHIH. Las personas desplazadas de manera forzada derivado de la violencia que hay en las comunidades de Chihuahua, pasan de vivir con miedo a vivir con incertidumbre, pues dejan toda su historia de vida atrás, incluyendo su patrimonio que les costó años de trabajo a ellos o sus antepasados.
Así es el caso de “María”, quien tiene alejada 33 años de su comunidad luego que hombres armados ingresaran a su casa, donde amenazaron a su esposo y yerno y de no ser porque la familia “se amontó”, ahí mismo los matan.
Fueron sacados a la fuerza y lejos de casa, los golpearon de manera salvaje, los garrotearon y los amenazaron de no decir nada.

Tras ello, buscaron la forma de salirse de su comunidad y así han pasado más de tres décadas. Los últimos dos años no ha podido ni siquiera ver su casa de lejos, como lo hacía de manera esporádica, pues la violencia ha incrementado al igual que las amenazas.
En el caso de “Juan” lleva tres años sin pararse en la casa que fue heredada por su abuelo. Es más, ya hasta perdió las siembras de maíz, frijol y papa sembrada a un costado de su casa. De las vacas, chivos y gallinas ni hablar. Todo fue robado, vendido o consumido por quienes le obligaron a salir de su comunidad.
Los malandros querían obligarle a cederles derechos de invasión de casas y explotación del recurso natural, todo firmado bajo un documento amañado desde su origen hasta su fin. No aceptó y estuvo siendo acechado hasta que decidió migrar de manera forzada.

Pide la llegada de la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para que la comunidad vuelva a su vida normal y sus costumbres por eso se mueve entre instancias.
Los testimonios fueron compartidos en el marco del Primero Encuentro Estatal de Personas Desparecidas llevado a cabo desde este sábado hasta la tarde de mañana, cuya intención es apoyarse y conocer el trabajo de las diversas organizaciones en favor de los derechos humanos.