España. Los trastornos del sueño son una bomba de relojería para el organismo humano. Dormir mal de manera continuada incrementa hasta un 20% el riesgo de mortalidad, ya que puede afectar al sistema inmunitario y favorecer la aparición de múltiples dolencias, desde hipertensión arterial, diabetes, obesidad y demencia, hasta infartos o ictus. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Science Signaling demuestra que la falta de sueño tiene también unos efectos muy profundos a nivel metabólico, y es capaz de alterar el funcionamiento celular, especialmente el de las neuronas, de la misma manera que lo hacen las enfermedades neurodegenerativas.
Según los autores del artículo, que desarrollan su trabajo en la Saint Joseph’s University de Estados Unidos, los periodos de insomnio alteran a las células nerviosas, las neuronas, que se caracterizan por una alta actividad metabólica. Estas alteraciones desencadenan desequilibrios que afectan a la salud del cuerpo y del cerebro, con un efecto muy parecido al que se observa en patologías como el alzhéimer.
De esta manera, más allá de otras relaciones ya conocidas como el riesgo de obesidad o de diabetes tipo 2, la revisión científica reconoce que perder noches de sueño o sufrir insomnio puede tener un impacto muy importante en la formación y el mantenimiento de la memoria.
«Este estudio nos aporta que también las neuronas, en una situación de falta de sueño, están desviando recursos metabólicos para la supervivencia y no para su función, como es generar nuevas sinapsis, generar nuevas conexiones«, explica al Telediario de TVE el neurofisiólogo Javier Puertas, de la Sociedad Española del Sueño.
Estado catabólico de las neuronas
Cuando el cerebro se ve privado de sueño, las neuronas entran en un estado catabólico, lo que altera su funcionamiento desde el punto de vista fisiológico. Los estados catabólicos son fases del metabolismo en las que el cuerpo descompone moléculas complejas, como grasas, proteínas o carbohidratos, para obtener energía, que utiliza para mantener sus funciones vitales. Así, en el sistema nervioso central, el insomnio provoca un deterioro de la sinaptogénesis -la formación de conexiones entre neuronas- y de la memoria a largo plazo, alteraciones características de las enfermedades neurodegenerativas.
En su artículo, los autores describen cómo la falta de sueño aumenta el gasto energético en reposo, lo que desemboca en un balance negativo para las neuronas, cuyos recursos metabólicos resultan insuficientes para cubrir dicho gasto. Esta situación, denominada homeostasis energética, provoca que se atenúen procesos energéticamente más costosos, como la formación de sinapsis -conexiones neuronales-. Dicho de otra manera, durante los periodos de insomnio, para poder sobrevivir, las células más activas metabólicamente desvían recursos energéticos de aquellos procesos que no son esenciales, como la formación de memoria.
«La falta de sueño va a tener una repercusión en la función metabólica, en la inmunológica y también en el apetito, en la piel y en muchas partes de nuestro cuerpo«, describe al Telediario de TVE Marta Naranjo, especialista de la Unidad del Sueño del hospital La Paz. Un impacto que va a repercutir directamente en la vida diaria de quien lo sufre. «No podemos fijar conceptos, no estamos atentos, y también estamos de mal humor, además del aumento del apetito cuando dormimos poco«, agrega esta especialista.
Entre 4 y 5 millones de personas en España
En España se estima que entre 4 y 5 millones de personas padecen algún tipo de trastorno de sueño grave; mientras que más de 12 millones de personas se despiertan cada mañana con sensación de cansancio. Esta cifra choca con una clara situación de infradiagnóstico, ya que menos de un tercio de estas personas buscan ayuda de un profesional y únicamente el 10% de ellas son convenientemente diagnosticadas.
En condiciones normales, un adulto sano necesita dormir entre siete y nueve horas. Pero no se trata solo de dormir un determinado número de horas, sino que además hay que hacerlo bien. La Sociedad Española del Sueño (SES) recuerda, entre otros aspectos importantes, que hay que tener un porcentaje suficiente de sueño profundo, con pocas interrupciones, y además en un horario razonablemente nocturno.
Con información de RTVE.