Pekín. La creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China alcanzó un nuevo punto crítico el miércoles, con la entrada en vigor de aranceles superiores al 100% impuestos por el gobierno de Donald Trump a importaciones chinas. En respuesta, Pekín anunció un arancel del 84% sobre todos los productos estadounidenses, lo que ha llevado a analistas y economistas a advertir sobre el inicio de una posible guerra comercial a gran escala con implicaciones globales.
Escalada arancelaria y déficit comercial
El intercambio comercial entre ambas potencias ascendió en 2024 a 585 mil millones de dólares, con un notable déficit para Estados Unidos de 295 mil millones. Si bien Trump ha inflado públicamente esta cifra, su administración ha insistido en reducir la dependencia económica de China, especialmente en sectores clave como tecnología, energía y manufactura.
Durante su primer mandato, el presidente republicano ya había aplicado aranceles significativos, mantenidos y ampliados luego por el presidente Joe Biden. Como resultado, las importaciones desde China bajaron del 21% al 13% del total de importaciones estadounidenses entre 2016 y 2024. Sin embargo, parte del comercio se ha desviado hacia países del sudeste asiático, como Malasia, Camboya y Vietnam, para evadir los aranceles.
¿Qué se comercia entre EE.UU. y China?
China exporta a EE.UU. principalmente productos electrónicos, computadoras, baterías y juguetes, siendo los teléfonos inteligentes la categoría más importante (9% del total), muchos de ellos ensamblados en China para Apple. La escalada arancelaria ha impactado directamente a esta firma estadounidense, que ha perdido un 20% de su valor bursátil en el último mes.
Por su parte, las principales exportaciones estadounidenses a China son la soja —clave para alimentar la enorme industria porcina del país asiático—, productos farmacéuticos y petróleo. Todos ellos también se verán encarecidos por los nuevos gravámenes impuestos desde Pekín.
Nuevos frentes en la guerra comercial
Además de los aranceles, ambas potencias evalúan medidas adicionales. China podría restringir la exportación de metales estratégicos como el litio, el germanio y el galio, esenciales para la industria militar y tecnológica. EE.UU., en tanto, considera reforzar el bloqueo de exportaciones de microchips avanzados —clave para el desarrollo de inteligencia artificial— hacia el gigante asiático.
El asesor comercial de Trump, Peter Navarro, incluso ha sugerido ejercer presión sobre países como México, Camboya o Vietnam para que reduzcan sus lazos comerciales con China si quieren conservar acceso preferente al mercado estadounidense.
Consecuencias globales
Estados Unidos y China representan conjuntamente el 43% del PIB mundial, según el FMI. Una guerra comercial prolongada entre ambos podría desacelerar el crecimiento económico global, frenar inversiones internacionales y generar volatilidad financiera.
Además, existe el riesgo de que los excedentes de productos chinos, como el acero, sean redirigidos a otros mercados con precios subsidiados, afectando a industrias locales en Europa, América Latina y el sudeste asiático.
“Estamos ante una escalada sin precedentes con efectos que irán más allá de estas dos potencias”, advirtió un informe del Banco Mundial. “La incertidumbre comercial está afectando las decisiones de inversión y el consumo en múltiples regiones del mundo”.
La confrontación entre Washington y Pekín marca un nuevo capítulo en una rivalidad económica y geopolítica que podría reconfigurar las cadenas de suministro globales y alterar profundamente el equilibrio del comercio internacional.
Con información de Más Información.