Chihuahua, Chih. Más de mil niños indígenas están en riesgo mortal por desnutrición en la Sierra Tarahumara dada la falta de alcance de los programas implementados por todos los órdenes de Gobierno, informó el sacerdote Héctor Fernando Martínez Espinoza, vicario general de la Diócesis de la Tarahumara.

Este número lo refiere porque es la cantidad de niños que atienden las parroquias ubicadas en aquella zona, pero la realidad es que muchos más no son atendidos y no llevan un tamizaje que les pueda garantizar no llegar a un estado crítico de desnutrición y que después los lleve a la muerte.

La falta de atención preventiva para la nutrición infantil es una de las causas principales que la cantidad de menores esté incrementándose así como la eliminación de los centros de Recuperación Nutricional y Albergue Materno (Cerenam) desde la administración pasada.

El sacerdote también mencionó que se presentó a la gobernadora María Eugenia Campos, una propuesta que garantizaría la erradicación de la hambruna infantil en la sierra, misma que ronda en los seis millones de pesos, pero hasta la fecha no se ha dado respuesta.

“Creo que es más importante trabajar la prevención que necesariamente la atención a los niños en fase severa radical de desnutrición; nosotros creemos que el poder trabajar en la prevención y que haya un presupuesto dedicado a la prevención de los problemas, es más significativo que la atención misma de los problemas y mucho más barato; o sea si te va a costar diez millones atener a niños en estado de desnutrición severa, mejor invierte seis en prevenir que haya”, dijo.

Señaló el hecho que a la administración le interesa más la remodelación de los edificios públicos y donde se atiende a la población que la población misma.

Vienen meses complicados

Martínez Espinoza mencionó que abril, mayo y junio serán los meses más complicados para las personas que habitan en la Sierra Tarahumara pues es cuando se acaban las reservas acumuladas ya sea de lo que pueden comprar o de sus propias cosechas.

A esta deducción se llega luego de treinta años de observación y trabajo en la zona y siguen preguntándose por qué no se valora la atención preventiva a las comunidades y se evita que el problema de desnutrición sea recurrente.

Si bien tienen un universo de mil niños atendidos y podría haber más afectados, no se conoce la cantidad de adultos que estarían en riesgo mortal por la falta de comida, pero sí sabe que el problema es grave y se acentuará conforme pasa el tiempo.

A esto, deberá agregarse los problemas de seguridad en donde no ve estrategias pensantes.

Niño indígena con desnutrición

La seguridad responde a estrategia mediática

Héctor Martínez Espinoza se pronunció a favor de fortalecer los cuerpos preventivos pero también de mayor presencia de las fuerzas federales para garantizar la seguridad en la zona para la población en general y no solo para los sacerdotes y agentes de pastoral como dictaron las medidas cautelares de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

De acuerdo a su visión, los operativos y estrategias de seguridad implementados por los gobiernos federal y estatal, no son de manera pensada sino están desarrollándose de forma mediática.

Actualmente, agregó, los grupos delincuenciales pelean por el control del territorio y de las medianas y grandes empresas ubicadas en la Sierra Tarahumara y ya no tanto por la siembra de droga pues la comercialización de enervantes sintéticos ha sustituido aquellas.

Acotó que los grupos delincuenciales ya no podrían denominarse de tal manera en virtud de que ahora son células que pelean localmente el territorio así como el usufructo de las empresas de turismo y tala, principalmente.

“Parece que están descontrolados…ya no puede llamárseles así, ahora parecen gavillas”, dijo.

Incluso insistió en el abandono y desaparición de comunidades en la Sierra Tarahumara, específicamente en Guadalupe y Calvo y Guachochi, donde la gente ha tenido que migrar de manera forzada.

Pbro. Héctor Fernando Martínez Espinoza, vicario general de la Diócesis de la Tarahumara