María Demetria Martínez dedicó los últimos años de su vida a la búsqueda incansable de su esposo desaparecido, dejando un legado que sus hijas, Liz y Carmen, continúan honrando. La historia de su lucha y perseverancia es un reflejo de la realidad que enfrentan miles de familias en México, marcada por la incertidumbre, el dolor y la esperanza de encontrar a sus seres queridos.

LA DESAPARICIÓN DE GERSAIN

El 21 de marzo de 2009, la vida de María Demetria y sus hijas cambió drásticamente cuando su esposo, Gersain Cardona Martínez, desapareció junto con otras 11 personas mientras trabajaba en Piedras Negras, Coahuila. Gersain, un vendedor de pinturas, había viajado desde Ecatepec, Estado de México, hasta el norte del país para continuar con su labor. De las tres camionetas en las que viajaban, solo una regresó, y cuando el dueño perdió contacto con las otras dos, se presentó una denuncia.

María Demetria recibió una última llamada de Gersain, en la que le avisaba que una de las camionetas con seis personas había desaparecido. Poco después, también se perdió el rastro de la camioneta en la que viajaba él. Con escasa información y sin el marco legal que hoy existe, María Demetria comenzó la búsqueda de su esposo en un momento en que las desapariciones en México no recibían la atención mediática ni gubernamental necesaria.

LA BÚSQUEDA DE MARÍA DEMETRIA

A pesar de las adversidades, María Demetria no se rindió. Se unió al primer colectivo de personas buscadoras en Coahuila, las Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos (Fundec), y durante una década, buscó incansablemente cualquier pista que la llevara a encontrar a su esposo. Sus hijas, Liz y Carmen, la acompañaron desde el primer día, sabiendo siempre la verdad sobre lo ocurrido con su padre. «Desde el día uno sabíamos lo que había pasado, desde entonces la acompañábamos en la búsqueda», relata Liz.

El proceso de búsqueda fue desgastante, no solo en términos emocionales sino también físicos. María Demetria, quien ya padecía diabetes, vio su salud deteriorarse aún más debido al estrés y la angustia constante. A pesar de sus esfuerzos, las autoridades, tanto a nivel estatal como federal, no lograron avances significativos en el caso. «Hay un análisis de contexto que nos han explicado cuál fue la ruta, pero de ahí en fuera a nivel estatal tampoco hay resultados», lamenta Liz.

EL LEGADO DE MARÍA DEMETRIA

El 26 de octubre de 2016, María Demetria falleció, llevándose consigo la incertidumbre de no haber encontrado a su esposo. Sin embargo, dejó a sus hijas un legado claro: no dejar de buscar a su padre. En honor a su memoria y a la de otras madres que han fallecido sin conocer el paradero de sus seres queridos, Liz y Carmen han continuado con su lucha, ahora a través de la exposición «Tejer Memoria: El legado de quienes nunca dejaron de buscar», que se inaugura hoy en la galería Rafael Galván en la Ciudad de México.

TEJER MEMORIA: UNA EXPOSICIÓN DE RECUERDOS Y LUCHA

La exposición, organizada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), presenta las historias de siete familias que han sufrido la desaparición de un ser querido. Entre ellas se encuentra la de María Demetria, cuyo legado es contado a través de fotografías intervenidas con bordados, así como testimonios en video y audio. Olivier Dubois, jefe de la delegación regional del CICR para México y América Central, subraya el impacto emocional que tienen estos testimonios, ya que muestran el lado humano y familiar detrás de cada desaparición.

«El bordado es significativo, representa algo del núcleo familiar de la persona desaparecida o de la que falleció durante la búsqueda», explica Dubois. En el caso de María Demetria, las fotografías están intervenidas con rosas y crisantemos, flores que ella amaba, y notas musicales en honor a Gersain, quien disfrutaba de la música. Liz y Carmen, quienes tenían 15 y 12 años cuando su padre desapareció, han trabajado arduamente en esta exposición, no solo como un acto de memoria, sino también como una forma de exigir justicia y sensibilizar a la sociedad sobre la magnitud de las desapariciones en México.

FAMILIAS QUE TEJEN MEMORIA: MÁS QUE NÚMEROS

La exposición no solo busca honrar la memoria de aquellos que han desaparecido, sino también sensibilizar al público sobre la importancia de seguir buscando, incluso cuando las probabilidades parecen en contra. «No se trata de cifras de personas desaparecidas, sino de personas, del impacto a largo plazo, de la necesidad o el deber forzado de no parar la búsqueda», enfatiza Dubois.

Este mensaje resuena profundamente en Liz y Carmen, quienes, a pesar del dolor y la frustración, continúan con la lucha que inició su madre. «Lo que queremos es sensibilizar a la sociedad sobre estos temas y prevenir, y que vean que no son casos aislados», señala Liz. Sin embargo, también reconocen la carga emocional que conlleva esta labor. Liz, en voz baja, expresa que no le gustaría que sus hijos hereden esta lucha, que ha consumido gran parte de su vida y la de su hermana.

HERENCIA, MEMORIA Y EXIGENCIA

La herencia de búsqueda que dejó María Demetria es un tema complejo, pero para Liz y Carmen, las acciones que continúan emprendiendo son una forma de honrar a su madre y exigir justicia. «La acción de memoria es muy importante porque a veces solo los ven como números», añade Liz. A través de la exposición, buscan visibilizar no solo la historia de su madre, sino también la de otras madres buscadoras que han sido asesinadas en el proceso.

«Visibilizar y dejar plasmado el trabajo de mi mamá, todo lo que dedicó en la búsqueda de su esposo. Yo recuerdo con la enjundia que decía: ‘es que tengo que entregarle a su papá a mis hijas’», comparte Carmen. Para ellas, la exposición es una forma de mostrar al mundo cuánto amaba su madre a su padre y cómo esa devoción las ha guiado en su búsqueda.

UNA EXPOSICIÓN QUE INVITA A REFLEXIONAR

«Tejer Memoria: El legado de quienes nunca dejaron de buscar» se inauguró en la Ciudad de México después de haber sido exhibida en Honduras, y estará abierta al público hasta el 10 de septiembre. Durante este tiempo, se llevarán a cabo una serie de eventos especiales, como conversatorios y sesiones de bordado colectivo, que invitan a la reflexión sobre la desaparición forzada y sus consecuencias en las familias.

Liz y Carmen, ahora de 30 y 27 años, esperan que la exposición genere una reacción en la sociedad, que la sensibilice sobre la gravedad de estos casos y la importancia de no olvidar. «Que todo el trabajo que ha hecho tanto el CICR como nosotras sea reconfortante con la sensibilización, y que la sociedad lo visite y tenga en cuenta estos temas, que son de terror, se podría decir malos, pero también tienen algo que visibilizar y prevenir», concluye Liz.

La historia de María Demetria es un recordatorio poderoso de la importancia de la memoria, la lucha y la justicia en un país donde la desaparición de personas se ha convertido en una tragedia cotidiana. A través de esta exposición, Liz y Carmen buscan mantener viva la memoria de su madre y continuar su lucha por encontrar a su padre, honrando el legado de quienes, como María Demetria, nunca dejaron de buscar.

Con información de Animal Político.